
El engaño de la actitud
No siempre podemos con todo y hay personas (todas, que no te engañen), que cuando pasan o pasamos por momentos vitales delicados como una pérdida, una ruptura de pareja, angustia económica, un despido laboral, que nos den una noticia de Salud negativa de esas que ves los ojos a la muerte, que caigamos en una depresión, problemas con los hijos y un largo etcétera, por favor; respeto temporal y no le digamos que ha de tener mejor actitud o una actitud positiva.
¡Y ojo! No digo que la actitud no sea importante, lo es y mucho, pero hay en ocasiones que uno está tan mal que la actitud ni está ni se la conoce de forma temporal.
Respeto, comprensión, silencio, empatía auténtica e intenta no hacer juicios de valor en plan aquí te pillo y aquí te mato ( cuánto daño hacen y qué especialistas somos todos).
Y sí, hay que rumbear a la vida, reírnos de nosotros mismos lo primero, cuidar a los amigos, amar bien, compartir, besar, desdramatizar, permitirnos equivocarnos, esforzarnos, llamar y abrazar a quienes queremos, bailar y cantar olvidándonos de que existe el mundo; en definitiva, vivir. Pero hay en ocasiones y situaciones, en las que la actitud, no es suficiente, o ni está ni se le espera, ni más ni menos.